Hace algo más de un mes que llegó el verano y con él, las altas temperaturas. Aunque seguramente ya conoces las recomendaciones generales para prevenir los efectos indeseados que el calor puede producir en nuestra salud, desde Cuidar a quienes cuidan queremos escribir un pequeño recordatorio para que sigas cuidándote en la estación más calurosa.
Pon especial atención a lo que comes y bebes:
La hidratación es fundamental, bebe agua de forma constante. Beber frecuentemente a pequeños sorbos hace que la hidratación sea paulatina y compense la pérdida de líquido que se produce al sudar.
El alcohol está prohibido y la cafeína y las bebidas con mucho azúcar están desaconsejadas.
Puedes beber zumos naturales, pero sin abusar, ya que también tienen una alta concentración de azúcares. Sin embargo, comer las piezas de fruta en su estado natural es muy recomendable, ya que aprovechamos las vitaminas de su piel y el alto contenido en fibra (imprescindible para el correcto funcionamiento del aparato gastrointestinal)
Elige comidas ligeras, con muchas verduras y frutas frescas, evitando las “comilonas”, demasiado abundantes, picantes o muy especiadas, que complicarán la digestión. Así que te animamos a sustituir los guisos y caldos por sopas frías (por ejemplo gazpacho), ensaladas y frutas.
Cuando estés en casa:
Elige las habitaciones más frescas, normalmente las zonas interiores están más aisladas y son las que tienen menor temperatura.
Durante el día, cierra las ventanas y utiliza las persianas y toldos para que no entre el sol de forma directa. Puedes aprovechar la noche para ventilar y refrescar la casa.
Los ventiladores son grandes aliados y también puedes utilizar el aire acondicionado, eso sí, haciendo un uso responsable, no bajando la temperatura de 24- 25 grados y apagándolo cuando la habitación ya esté fresca.
Cuando salgas a la calle:
Evita en la medida de lo posible salir a la calle, especialmente en las horas más calurosas del día, entre las 10 de la mañana y las 5 de la tarde.
Cuando lo tengas que hacer, procura ir por la sombra, usa ropa ligera, holgada, de tejidos transpirables y colores claros, y calzado cómodo, que deje "respirar" a tus pies y que no te haga daño. Cubre tu cabeza con sombrero, gorra o pañuelo.
Para proteger tu vista, usa gafas de sol.
Es muy importante emplear cremas protectoras de factor de protección solar alto (SPF 50) tanto en la cara como en el cuerpo. El uso de estos productos no debe limitarse a las jornadas de playa, campo o piscina, sino a cualquier momento del día en el que se realice alguna salida al exterior.
Para dormir mejor:
Cena ligero y unas horas antes de acostarte.
Puedes usar infusiones para relajarte, pero tomarlas frías.
Date una ducha con agua tibia un rato antes de irte a la cama.
Procura tener la habitación fresca, si tienes aire acondicionado, puedes tenerlo encendido unas horas antes de irte a la cama y apagarlo para irte a dormir. Si no es así, aprovecha las horas más frescas por la noche para mantener abiertas ventanas y puertas.
Y recuerda, si a pesar de seguir todas estas recomendaciones identificaras en ti o en la persona a la que cuidas algunos de estos síntomas:
- Fiebre
- Piel caliente, enrojecida
- Sudoración excesiva
- Pulso y respiración acelerada
- Dolor de cabeza
- Nauseas y/o vómitos
- Cambios en el estado mental o comportamiento: confusión, agitación o balbuceo
- Desmayos
Puedes estar ante un golpe de calor, no dudes buscar asistencia médica.
Y después de este recordatorio….
¡Te deseamos que disfrutes del verano con mucha salud!
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