El verdadero valor
- Delfo S.L.
- 19 ago
- 3 Min. de lectura
¿Crees que te valoran lo suficiente? Seguramente ya tienes la respuesta, pero esa no es la pregunta que verdaderamente nos interesa hoy, la pregunta es, ¿Crees que te valoras lo suficiente? Mientras piensas en la respuesta me gustaría que leyeras la siguiente historia.
Cuentan que hace mucho tiempo, un joven discípulo acudió a su maestro en busca de ayuda. Su gran preocupación era que sentía que no valía para nada y que no hacía nada bien. Buscaba constantemente la aprobación de los demás y quería le valorasen más.
El maestro, sin apenas mirarlo, le replicó:
“Me encantaría poder ayudarte, pero en estos momentos estoy ocupado con mis propios quehaceres. Quizás si me ayudases a solucionarlos podría acabarlos antes y ayudarte”.
El discípulo aceptó a regañadientes ya que, una vez más, sintió que sus preocupaciones eran poco valoradas.
Entonces, el maestro le entregó un anillo que llevaba en el dedo y le dijo:
“Coge un caballo y cabalga hasta el mercado más cercano. Necesito que vendas este anillo para poder pagar una deuda. Lo más importante es que trates de conseguir la mayor suma posible, pero -sobre todo- no aceptes menos de una moneda de oro por él”.
Obedeciendo al maestro, el discípulo cabalgó hasta el mercado más cercano para vender el anillo. Empezó a ofrecer el anillo a diferentes mercaderes que mostraban interés en él hasta que les decía el precio: una moneda de oro.
La mayor parte de los mercaderes se reían al escuchar la suma, salvo uno de ellos que amablemente le indicó que una moneda de oro era muy valiosa para darla a cambio del anillo.
Frustrado y cansado, el discípulo cabalgó de nuevo a casa del maestro sabiendo que no había podido cumplir con el encargo que le había hecho.
“Maestro, no he podido vender tu anillo por una moneda de oro”, le dijo cabizbajo. “Como mucho ofrecían un par de monedas de plata, pero no he podido convencer a nadie sobre el verdadero valor del anillo”.
“Tienes razón en algo”, le contestó el maestro. “Necesitamos conocer el verdadero valor del anillo. Coge de nuevo el caballo y ve a visitar al joyero del pueblo. Pregúntale por el verdadero valor del anillo. Y sobre todo no se lo vendas”.
El discípulo, muy preocupado, cabalgó de nuevo hasta el joyero del pueblo quién, tras examinar con detenimiento el anillo, dijo convencido que valía ¡58 monedas de oro!
“¿Cómo? ¿58 monedas de oro?”, replicó el joven asombrado.
Y con esa buena noticia cabalgó de nuevo a devolverle el anillo a su maestro.
El maestro, le pidió que se sentase y que escuchase lo que tenía que decirle:
“¿Te das cuenta? Tú eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como tal, sólo puede evaluarte un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera sea capaz de descubrir tu verdadero valor?”
Amarnos a nosotros mismos es necesario. Valorarnos lo suficiente, querernos y respetarnos es fundamental para no necesitar la aprobación de todas las personas que se cruzan en nuestro camino. Aprender a ser conscientes de nuestras carencias, sin autoexigirnos demasiado, y centrarnos en aquello que podemos mejorar puede marcar la diferencia entre entristecernos o mejorar nuestras virtudes y fortalezas.
Te propongo un ejercicio. Hazte las siguientes preguntas:
¿En qué soy bueno/a? ¿En qué destaco?
¿Qué es lo que más me gusta hacer? ¿Con qué disfruto tanto que se me pasa el tiempo volando?
¿Qué he aprendido nuevo hace poco, en las últimas semanas o último mes?
¿He hecho algo para acercarme a mis objetivos?

Escribe tus respuestas e intenta ver qué fortalezas quedan plasmadas. En estas preguntas puedes ver destrezas, sueños, constancia, pasión…
¿Es necesario que alguien te diga lo que vales? ¿Eres consciente de tu valor?
Cuando buscamos la aprobación y/o reconocimiento de los demás en realidad lo que estamos haciendo es dudar de nosotros mismos. En definitiva, lo que queremos decirte es que eres una persona valiosa y es por ello que tienes que reconocer todo lo bueno que hay dentro de ti. Has de saber que eres valioso/a por tus cualidades, habilidades, conocimientos y experiencia, por la persona que eres y sobre todo, ¡por la que puedes llegar a ser!
Mírate al espejo y date cuenta de lo increíble que eres
Comentarios