A todos, en mayor o menor medida, nos da miedo lo desconocido. Sabemos que a veces los miedos son irracionales, ilógicos, infundados… pero ahí están, y nos acompañan más a menudo de lo que quisiéramos.
Pero, ¿cuál es la diferencia entre los que luchan o se paralizan?
Como sabemos, el miedo es una de las emociones básicas del ser humano y una de las emociones más útiles que podemos experimentar. Gracias al miedo podemos enfrentarnos a situaciones peligrosas y escapar de ellas, permite nuestra supervivencia y nos enseña a afrontar situaciones amenazantes.
¿Qué sucede cuando tenemos miedo a algo desconocido? Esa situación, objeto, persona desconocida, ¿es peligrosa? La respuesta en la inmensa mayoría de ocasiones es NO. Lo desconocido no es sinónimo de peligroso, de hecho, a veces es positivo, es una oportunidad de conocimiento, es una alternativa…
Sin embargo, el miedo a lo desconocido es un sentimiento universal e intrínseco al ser humano, es parte de la vida. El cerebro está preparado para tener miedo a lo desconocido, para experimentar miedo ante objetos o situaciones de las que carece de información, ya que todo lo que desconoce es interpretado por él como un peligro. Cualquier incertidumbre, es codificada como falta de información y percibida como algo amenazante.
Es decir, la incertidumbre provoca miedo, y éste a su vez negatividad y paralización, haciéndonos evitar situaciones nuevas.
La clave está en la intensidad del miedo. Tener un poco de miedo poder ser positivo, pero algo que nos lleve a paralizarnos y evitar toda situación novedosa, hace que no podamos aprender ni evolucionar.
Hoy queremos animarte a que explores tus miedos, que pienses en las cosas que te dan miedo y por qué. Puedes tratar de analizar si existe una causa concreta y si se trata de un temor lógico o por el contrario no es más que una resistencia al cambio o a lo que no conoces. Es importante aceptar la posibilidad de fracaso y recordar que el error está en la base del aprendizaje.
Si eres una de las personas a las que el miedo a lo desconocido la paraliza, te dejamos algunas recomendaciones :
Aprende estrategias para tomar decisiones. Cuando se presentan situaciones inesperadas o desconocidas solemos reaccionar emocionalmente y no nos paramos a pensar lo que realmente está pasando. Coge una hoja y anota lo que pasa. Escribir te ayudará a clarificar los hechos.
Enfócate en soluciones en lugar de en problemas. Los problemas los conocemos y si bien es cierto que para resolverlos a veces necesitamos más información. Búscala. Pregunta. Pide ayuda. No es necesario tener todos los detalles para solucionarlos, basta con tener pistas para que puedas llegar a la respuesta.
Piensa en positivo. Pensar de forma positiva te ayudará a generar más soluciones y será más fácil obtener resultados satisfactorios.
No te anticipes a los resultados. No quieras ver el futuro. Pensar en resultados negativos, o que puede que nunca pasen solo hará que te desanimes antes de intentarlo. No sufras por situaciones que nunca han pasado ni que podrían no pasar. (Vuelve al punto anterior)
Acepta que no puedes controlarlo todo. Siempre hay algo que está fuera de nuestro control. Lo único que podemos controlar es nuestras reacciones ante las situaciones y hasta eso a veces nos parece difícil. Enfócate en lo que puedes cambiar y controlar de ti. Empezar desde el centro hará que lo que te rodea se vea desde otra perspectiva
Prepárate para lo desconocido. Cualquier situación es una oportunidad para aprender. Si te preparas para obtener resultados diferentes a los que esperas no te apegarás a lo que quieres que ocurra y tendrás muchas más posibilidades. Recuerda que cuantas más posibilidades, más planes alternativos, más facilidad para ponernos en marcha, y más probabilidades de éxito.
Tener miedo puede ser bueno mientras no dejes que pueda contigo.
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