“Éramos un grupo de cuidadoras, de enfermeras de guardia. Ese momento me hizo reparar en la cadena de apoyos que mantiene a flote a una persona que sufre. La persona que está en medio de una crisis necesita el apoyo de su familia y mejores amigos. Y esas personas, a su vez, necesitan apoyos de sus amigos, pareja y familia. E incluso puede que esas personas que se encuentran a dos eslabones de distancia, necesiten hablar con alguien sobre el tema. Hace falta un pueblo entero para curar un corazón roto”.
Con estas palabras, la autora Dolly Alderton, describe en su libro Todo lo que se sobre el amor lo que suponen los cuidados.
Que una persona se sienta arropada, comprendida, escuchada y no juzgada durante el proceso de cuidar, se convierte en fundamental para poder a su vez autocuidarse y darse espacios propios. En varias entradas de esta web, hemos querido reivindicar la importancia de que los cuidados sean compartidos, apoyados en la red que nos sustenta o en caso de no disponerla, buscando estos apoyos a través de servicios o recursos como Cuidar a quienes cuidan.
Todas las personas somos “interdependientes”, es decir, en algún momento de nuestra vida necesitaremos también de esos cuidados que hoy, como personas cuidadoras, estamos ejerciendo. Es por eso, que no debemos vivirlos con juicio o culpa, sino desde la comprensión de lo que suponen y qué mecanismos o herramientas podemos poner en marcha para que no repercutan negativamente en nuestro estado físico y/o emocional.
Queremos visibilizar Cuidar a quienes cuidan como ese "pueblo" que sostiene y acompaña a las personas que cuidan: ofreciéndoles, por un lado, la posibilidad de generar nuevas redes y, por otro, afianzando las que ya tienen. En muchas ocasiones el trabajo pasa por un cambio de enfoque respecto a lo que supone pedir ayuda, delegar o dejarse cuidar, abandonando la culpa y dándose permiso para empezar a cuidar ese "corazón roto".